HISTORIA DEL BOXEO AFICIONADO EN ESPAÑA
Antes de la FEB
Aunque el boxeo se inicia en España en los años 1875-76, en Barcelona, bajo la enseñanza del profesor Bergé, que lo había aprendido de cierto boxeador de Mahón tripulante de un barco británico, no es sino hasta 1910 cuando la práctica del mismo comienza a ser «oficiosamente» reglada bajo la dirección de Ramón Larruy y de un grupo entusiasta de amantes de «la boxe».
En 1913 en Barcelona se habían desarrollado diferentes clubs de boxeo. Uno de ellos, El Club Pugilista, llevará a cabo el primer intento de Campeonatos de España de los que se tiene constancia. Con más ilusión que sensatez, en un local sito en la calle Aribau y denominado Izquierda del Ensanche, comienzan una serie de eventos que denominan como rondas del los Campeonatos y en las que, por primera vez, hay divisiones de pesos. La desigualdad de los contendientes, así como las protestas del público y algunos preparadores, llevará a la suspensión de estos ‘primeros campeonatos nacionales’, que no dejaban de tener un carácter local o, a lo sumo, regional.
A primeros del mes de abril del año 1914, en un campo de fútbol que por aquellos tiempos había cerca de la calle O’Donnell, en Madrid, se celebran bajo el patrocinio del marqués de Villamejor los Juegos Olímpicos de Madrid que, junto con los «Juegos Olímpicos de Barcelona», van a servir como prueba para los esforzados «sportman» españoles para los Juegos Olímpicos que van a tener lugar en Berlín, dos años después, en 1916 (y que, a causa de la Gran Guerra, fueron anulados). Entre las pruebas programadas figura la realización de festivales pugilísticos, a pesar de que aún seguía en vigor, aunque archivada y casi olvidada, la orden dada por el Gobierno Español en 1911 que prohíbe la práctica del mismo.
Durante los años del primer conflicto mundial (1914-1918), el boxeo se desarrolla en nuestro país, de forma casi exclusiva, en Madrid y Barcelona. En la primera, durante los años 1917 y 1918 tienen lugar los torneos organizados en los Hoteles Ritz y Palace. Allí compiten entre sí Eduardo Figueroa (Conde de Yebes); Emilio Bautista; Bernardo de Quirós (Marqués de Quirós); José Luis de Carcer (Barón de Carcer); Sáenz de Heredia; Enrique, Joaquín y Juan Ruiz Vernucci; Francisco, Rafael y Pablo Hernández Coronado, que fue portero del Real Madrid, y los también futbolistas Peñalosa, Garrido, Monasterio, Quintana, entre otros nombres importantes de la época.
En Barcelona, aprovechándose de la llegada masiva de extranjeros que huyen de la guerra que se desarrollaba en Europa, el boxeo adquiere un auge importante que lleva a que, poco a poco, se lleven a cabo intentos por organizarse de la mejor manera posible. La labor de algunos clubs y diferentes personas es clave para ello, como lo es también la necesidad de crear un órgano que regule el Boxeo ante la proliferación de “Títulos de España” y/o campeones de España regionales que nadie sabe cómo consiguieron serlo.
En 1920 se constituye oficialmente la Federación Española de Deportes de Defensa Personal, siendo las actividades de dicha Federación la práctica de la esgrima, de la lucha greco-romana y del boxeo. La Junta Directiva de la Federación es la siguiente: Presidente, Ramón Larruy; Vicepresidente, Lorenzo Ramonet; Secretario, Ricardo Esmandía; Vicesecretario, Vicente Huertas; Tesorero, Gregorio Pérez; Vocales, Juan Elías, Juan Casanovas y otros. Cabe destacar la labor del Presidente, Larruy , quien era también era empresario, preparador, profesor de boxeo en el Ateneo Enciclopédico Popular y, se cuenta también que, cuando era necesario por ausencia de cualquiera de los participantes, convertía en sustituto de los boxeadores.
La Federación Española de Boxeo. Primeros pasos
El 30 de agosto de 1922, los clubes (de Barcelona) se reúnen en el local del Barcelona Boxing Club (Conde de Asalto 58, primero) y allí nace la Federación Española de Boxeo, que contará con Lorenzo Antonio Ramonet como Presidente y una Junta Directiva en la que figuran: Vicepresidente, José Clols; Secretario, Ramón Larruy; Tesorero, Ignacio Amat; Contador, Jaime Piera; Vocales, Masip, Cánovas, Cervera, Comas, y López.
La primera reunión se desarrollará el 8 de septiembre, con la posesión de cargos y la creación de las primeras Comisiones para trabajar. Si bien la integración de los Clubes de Madrid, el segundo centro pugilístico de España se produciría después, este puede considerarse el punto de partida de la Federación Actual y, con propiedad, solo a partir de entonces podrá hablarse de Campeones o Campeonatos de España.
Uno de los primeros encargos será determinar quiénes son los Campeones profesionales, designándose en un primer momento aquellos que eran considerados mejores por los méritos desarrollados en los últimos años (algunos tenían, oficiosamente, ya la vitola de Campeones) y que contaban con el favor del público y especialistas como los mejores. En diciembre, en el peso wélter, se llevará a cabo el primer campeonato, entre el que había sido considerado Campeón, Joe Valls y Pedro Sáez, ganando el primero por puntos en doce asaltos.
Los combates por el título comenzaron a proliferar y, el 21 de mayo de 1923, gracias al tesón del empresario madrileño Federico López, los boxeadores asentados en Barcelona Víctor Ferrand y Manuel González debían combatir por el título mosca en Madrid. Pese a las declaraciones de incomprensión del boxeo barcelonés, era el definitivo paso para que la Federación Española de Boxeo adquiriera ya un carácter nacional.
La primera etapa dorada (1924-1935)
Por aquellos años toda la actividad boxística estaba prácticamente referida al campo profesional y Ramonet trabaja en pos de la creación y potenciación de las secciones de boxeo aficionado, no permitiendo a ningún participante boxear corno profesional sin haber pasado antes por el campo amateur. Sin duda, la medida acabará teniendo efectos positivos en el boxeo español de la época.
Con el objetivo de que los campeones representaran a España en los Juegos Olímpicos de París 1924 (la competición pugilística se desarrolló en julio), los últimos días de Mayo, en jornadas de semifinales y finales, se llevarán a cabo los Primeros Campeonatos de España de Boxeo Amateur. La ciudad que los albergué será Barcelona y acudirán a la misma representantes de Cataluña, Levante y Castilla. Lorenzo Vitriá (Cataluña), en el peso mosca; Juan Pastor (Levante), en la categoría de peso gallo; Emilio Bautista (Castilla), en la de pluma; Joaquín Lasplanes (Levante), en ligeros; Santiago Reig (Levante), en los welter; y Antonio Verdú (Cataluña), en la categoría del peso medio.
Para el Boxeo Amateur Español este será un importante año por la participación por primera vez en los Juegos Olímpicos, donde se llevó finalmente una nómina de deportistas que difería de la de los primeros campeones arriba expuestos. La primera delegación olímpica estuvo formada por: Ruperto Berdés y Lorenzo Vitría (mosca), Juan Pastory A. Sánchez Dietz (gallo), Luis Bru Pérez y Emilio Bautista Cachaza (pluma) y V. Valdero Cerdán (ligero).
También ese año, y con ocasión de los Juegos, España entra a formar parte de la Federación Internacional de Boxeo Amateur, precedente de la actual AIBA. En 1928 España también participará en la cita olímpica de Amsterdam.
En este período el boxeo va a ir extendiéndose por numerosos rincones del país, aunque Madrid y Barcelona (donde se harán los mayores eventos) seguirán a la cabeza. En el terreno profesional, España entra en la International Boxing Union (IBU), gestor del boxeo europeo en este ámbito, lo que permitirá que comiencen a disputar los campeonatos de Europa los primeros españoles.
En febrero de 1924 el wélter Ricardo Alís perderá por puntos ante el campeón belga Piet Hobin en Barcelona, en el primer Campeonato de Europa celebrado en nuestro país. Al año siguiente, el 30 de octubre en Madrid, Antonio Ruiz se convierte en el primer campeón continental. Esto abriría la puerta a otro éxitos como los de Víctor Ferrand, Carlos Flix, Luis Rayo, Ignacio Ara, Martínez de Alfara, Paulino Uzcudun o Josep Gironés.
Después de los intentos fallidos de Víctor Ferrand, Gregorio Vidal (en USA), Uzcudun, Gironés y Ara, el primer campeón mundial español llegará en junio de 1935, cuando Baltasar Sangchili derrote en Valencia al legendario Panamá Al Brown, proclamándose monarca IBU del peso gallo.
La reconstrucción (1939-1967)
La Guerra Civil paralizó la actividad pugilística, a pesar de que en territorio de uno y otro bando se intentaron seguir con los eventos mientras las circunstancias lo permitieron. Tras el final de esta, al igual que todo el país, el Boxeo y el deporte español comenzaron su lenta reconstrucción al ritmo que marcaba el desarrollo estatal. La llegada a la presidencia de Vicente Gil, que marcaría toda una época (más tarde Presidente EBU), sería clave en el ascenso.
Los primeros grandes hitos de nuestro boxeo amateur llegarían a finales de la década de los años 40. En 1947, en Dublín, España participa por vez primera en unos Campeonatos de Europa, donde destacará la pequeña gran figura de Luis Martínez Zapata, quien conseguirá el oro en peso mosca. Esto le vale al barcelonés para viajar hasta Chicago para afronta el torneo Guante de Oro que, organizado por el Chicago Tribune, enfrentaba a los mejores púgiles de Estados Unidos y Europa. El español será el único europeo que gane el torneo.
En 1948, en Londres, el boxeo español volverá a unos Juegos Olímpicos. Martínez Zapata pasó un par de rondas en mosca, antes de que Spartaco Bandinelli le apartara de la lucha por las medallas. En peso gallo, Álvaro Vicente Domenech perdió en el combate por el tercer y el cuarto puesto ante el representante de Puerto Rico, Venegas. Con el actual sistema de competición habría obtenido una medalla de bronce.
La participación española volvería a los Juegos en 1960, donde las protestas de la FEB por la actuación de jueces y árbitros llevaría a boicotear el Europeo de Belgrado en el año siguiente, y en la edición de 1964.
En el apartado profesional, a lo largo de este largo período destacarían poderosamente dos nombres desde el punto de vista de los logros: Luis Romero y Young Martín, dos sólidos campeones de Europa que no pudieron conquistar el título mundial en sus respectivas oportunidades. Si la de Romero hubiera llegado algún año antes, la historia podría haber cambiado.
Junto a ellos, el admirable e inclasificable Fred Galiana, uno de los grandes de nuestro boxeo y, ya en los 60, destacarían dos figuras como Mimoun Ben Ali y Luis Folledo. A medida que se desarrollaba la década de los 60 era evidente que el Boxeo en España estaba subiendo y que una serie de jóvenes (como Pedro Carrasco) iban a dar mucho que hablar.
La segunda etapa dorada (1968-1981)
El ascenso del boxeo que se estaba vislumbrando durante los años 60, acompañado por la nueva situación económica generada desde 1959 con el Plan de Estabilización Económica, iba a estallar a partir de 1968. Si bien a partir de 1974 ya había algunos indicadores que mostraban que se había tocado techo y se comenzaba a descender, los éxitos deportivos llegaron hasta los primeros años de la década de los 80.
Para el Boxeo Amateur la primera parte de los 70 fue gloriosa, con grandes gestas protagonizadas principalmente por la recordada Selección de los Rodríguez En 1971 Madrid organizaba el Campeonato de Europa Amateur y el almeriense Juan Francisco Rodríguez (mosca) lograba el oro, éxito que debe unirse al bronce de José Sánchez Escudero (ligero).
Al año siguiente, en los Juegos Olímpicos de Munich, llegaría la primera medalla olímpica de nuestro boxeo, a cargo del pequeño gran asturiano Enrique Rodríguez Cal (mosca). El mismo Rodríguez Cal, dos años después conseguiría otra medalla de bronce en la primera edición de los Campeonatos del Mundo que se celebraron en La Habana. Hasta cinco representantes españoles llegaron a la cita olímpica de 1976 en Montreal, aunque las medallas esta vez quedaron lejos.
Si exitoso fue este periodo en el plano amateur, cabe decir lo mismo del profesional. José Legrá daba un título mundial a España, del peso pluma por el WBC, 33 años después de Sangchili. A este éxito le seguirían los de Pedro Carrasco, Perico Fernández, José Durán, Miguel Velázquez y Uco Lastra. Junto a ellos, cabría destacar una larga serie de Campeones de Europa (hasta 5 al unísono durante unos días de 1979) y un “campeón mundial sin corona” como Roberto Castañón, que asoló Europa durante casi un lustro. Figuras como algunos de los mencionados, Urtain o Evangelista (tras su combate contra Ali, que agotó la distancia pactada) fueron ídolos sociales en aquellos años.
La resistencia (1982-2003)
Los años 80 trajeron una pronunciada cuesta abajo de nuestro deporte. Los intentos de algunos sectores de asociar el Boxeo con el anterior régimen, la existencia de algunos grupos de medios dedicados sistemáticamente a ensuciar su imagen y el rechazo de parte de la nueva clase política, llevaron a un declive generalizado. Hubo figuras que parecían cambiarlo todo, como la de “Poli” Díaz, pero los enemigos acabaron usándolas en su beneficio.
En lo que respecta al Boxeo Amateur, los resultados en los 80 distarán mucho de lo conseguido la década anterior. Sin embargo, los Juegos Olímpicos de Barcelona lo cambiarán todo: las inversiones consiguen que se pueda trabajar de manera conveniente y se recojan los frutos en forma de medalla de plata en la persona de un jovencísimo Faustino Reyes.
La gran cita de nuestro deporte serviría para que un pequeño cordobés, Rafael Lozano, tuviera una de sus primeras ocasiones para brillar. Diploma Olímpico en Barcelona, los dos siguientes ciclos olímpicos serían los suyos: bronce en Atlanta’96 y plata en Sidney’2000.
En el ámbito profesional, en los inicios de la década de los 90 se produce la aparición de las televisiones privadas, que permite tener una ventana nueva. Más allá del carisma del mencionado Poli Díaz, destacaría la figura de Javier Castillejo, que hacia finales de siglo consigue ganar el título mundial WBC en el peso superwélter.
La etapa traerá, además, los campeonatos universales de Jorge Mata, José Antonio López Bueno y María Jesús Rosa, la primera campeona española.
Últimos años: del ocaso al renacimiento (2004-actualidad)
El nuevo siglo, sin embargo, no iba a sentar nada bien a nuestro boxeo a medida que los años fueron pasando. El apoyo mediático y televisivo fue desapareciendo y la propia Federación, que había descansado sobre la figura de Rubén Martínez, tardó en adaptarse a los nuevos tiempos. Además, los balances económicos, hacia mediados de la segunda década del siglo, llegaron a ser harto preocupantes.
En 2004, en los Juegos Olímpicos de Atenas, España no consiguió representación, lo que no se daba desde 1980. Afortunadamente, la figura del onubense Kelvin de la Nieve vino a paliar la ausencia de resultados en los ciclos posteriores: una plata y dos bronces en Campeonatos de Europa y dos participaciones en Olimpiadas, 2008 y 2012 (aquí junto a Jonathan Alonso).
En el ámbito profesional, dentro del aparente desorden y la falta de repercusión mediática, de manera casi milagrosa se produjeron tres grandes éxitos en forma de campeonatos mundiales. Javier Castillejo (2006) conseguía un título mundial en un segundo peso, por primera vez en nuestro boxeo, ahora en el medio. Gabriel Campillo (2009) hacía lo propio en el semipesado y “Kiko” Martínez (2013), el último en lograrlo, en el supergallo. Los tres fuera de nuestras fronteras y en combates a los que habían llegado, aparentemente, como víctimas propiciatorias.
Afortunadamente, a partir de 2016 la situación comenzaría a cambiar hasta casi poder hablarse de un vuelvo radical. La renovación de protagonistas y, con ello, la entrada de nuevas ideas definitivamente adaptadas a la actualidad, contribuyeron a ello.
Samuel Carmona, con casi inexistente experiencia internacional previa, se quedaba a un paso de la medalla en Río de Janeiro. El trabajo de Rafael Lozano como seleccionador comenzaba a dar sus frutos, lo que en el siguiente ciclo olímpico pudo atestiguarse con la medalla de oro de Gabriel Escobar en el Campeonato de Europa de Bakú en 2019. Era la tercera de nuestro boxeo en su historia.
Paralelamente, el boxeo profesional comenzó a dispararse y alcanzar números que recordaban a los de años 70. 2019 marcaba el sorprendente hito de la disputa de 13 campeonatos de Europa en nuestro país, con 9 masculinos que igualaban los conseguidos en los años 78, 79 y 80.