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Historia Boxeo Femenino

En no pocas ocasiones hemos escuchado aquello de que el boxeo “es un deporte de hombres” en el que, como dice de forma magistral Lupe Contreras, “veremos quién es el más macho”. Sin embargo, ni mucho menos es exclusivo de ellos. Siempre ha habido mujeres que se han opuesto a estas máximas y han reivindicado el derecho a la igualdad también en este ámbito. El camino no ha sido nada fácil pero los esfuerzos han ido cristalizando. La situación no es idílica, las bolsas no se asemejan a las de sus colegas de profesión, pero parece ser un movimiento imparable que sigue ganando terreno y adeptos.

Las primeras referencias

Las primeras referencias “modernas” de las que se tienen noticia datan de las primeras décadas de siglo XVIII, en las que se practica un boxeo que poco tiene que ver con el actual y que estaría más cerca de alguna otra práctica deportiva de contacto. Crónicas de la época hablan, en Inglaterra, de un combate en el que Elisabeth Wilkinson derrota a Martha Jones. ¿La primera campeona?

La primera pelea reglada de la que se tiene constancia en Estados Unidos se celebró en 1876 en la ciudad de Nueva York (en el Hills Theater) y las protagonistas fueron Nell Sanders y Rose Harland, que al parecer pelearon por una especie de fuente de plata.
Poco después, en la década de los 80’, se comenzaron a extender los primeros reglamentos y en 1889 Estados Unidos y Canadá aceptaban las normas de Queensberry que ya regían en el Reino Unido.
Polly Burns, una de las pioneras
En 1904, en los Juegos Olímpicos de Saint Louis, los terceros de la era moderna, se incluía un combate femenino como exhibición junto a los de las 7 categorías masculinas. A pesar de esto, el boxeo femenino sería prohibido en buena parte del mundo durante mucho tiempo. En los propios JJOO no volvería hasta Londres en 2012: 108 años de ausencia y discriminación.

Barbara Battrick

A pesar de la situación, hubo casos de boxeadoras que se enfrentaron al orden establecido en defensa de sus derechos. Uno de los casos más notables se dio en la década de los 50 del siglo XX con la figura de Barbara Battrick. Esta inglesa, nacida en 1930, ejemplifica como nadie la lucha por un sueño: vivir del boxeo. Cuenta la leyenda (o historia) que descubrió el boxeo con 15 años, cuando su madre le dejó un periódico para limpiarse los zapatos y en él pudo leer la historia de Polly Burns, boxeadora irlandesa que en 1900 se coronó campeona del mundo y de la que se cuenta que llegó a hacer una exhibición en Dublín contra el vigente campeón mundial pesado, Jack Johnson o que también peleaba en ocasiones contra hombres en el National Sporting Club in London, club pionero en Inglaterra (y especie de antesala de la BBBofC en el que luego se integraría).
Battrick en sus tiempos de boxeadora
Se embellezca o no la realidad, Battrick comenzó a entrenar a las órdenes de Len Smith, con quien guanteaba y con el que acabaría casándose. Como las autoridades no estaban por la labor de sancionar sus peleas, el matrimonio se sumó a ferias itinerantes que iban de un lugar a otro y en las que realizaba exhibiciones o retaba a quien creyera que podía ganarle. Los escenarios fueron Inglaterra, Francia, algún otro país y, finalmente, Estados Unidos. Allí también pudo hacer alguna pelea profesional, al igual que en Canadá.

Instalada en Texas, en 1957 consiguió una licencia de boxeadora junto con Phyllis Kruger, posiblemente las primeras otorgadas, por lo que su pelea (aunque crónicas hablan de que era la segunda) se podría considerar como un campeonato mundial. Battrick ganaba en un combate a 6 rounds a su rival, que la aventajaba en 23 libras: 113 de esta por… 80 de Barbara. De ahí su mote de “el átomo poderoso” (the mighty atom). Se retiraría en 1960, con un récord de 30-1-1 para ser madre y volvió fugazmente en 1977. En los 90 fundaría la WIBF, uno de los organismos que más ayudaría a la expansión del boxeo femenino.

Portada de The Ring con Cat Davis

Primeros logros

Desde mediados de los 70 fue aumentando el número de mujeres que solicitaban licencia para poder subir a un ring: Caroline Svendsen (Nevada), Pat Pineda (California) y en 1978, y tras un proceso judicial, lo conseguían en Nueva York Cathy “Cat” Davis, Jackie Tonawanda y Mariane“Lady Tiger” Trimiar, tras haberse opuesto en un primer momento la Comisión de ese Estado (cuya cabeza visible era el mítico Floyd Patterson). En agosto de ese mismo año, Davis se convertía en la primera mujer en aparecer en la portada de The Ring consiguiendo una gran fama, en parte luego mitigada por la acusación de compra de combates.

En los 80 la lucha continúa, aunque el proceso sigue siendo lento. Hay alguna sentencia que comienza a incidir en el hecho de la discriminación. En este sentido, y para dignificar la profesión y solicitar unos logros básicos, la mencionada Mariane Trimiar comenzó en 1987 una huelga de hambre que tuvo bastante repercusión mediática y de duración superior a un mes. Eran los años en los que el boxeo (masculino) estaba adquiriendo una nueva dimensión con la llegada del dinero de las televisiones y los casinos de Las Vegas. Mientras tanto, en la vieja Europa, antes de concluir la década se iba a producir un importante hecho: la Asociación de Boxeo Amateur de Suecia aprobaba la sanción de eventos de boxeo femenino.

Los logros se implementaron a principio de los 90. Gail Grandchamp vio reconocido su derecho de pelear en amateur en Massachusetts, aunque no lo pudo ejercer por haber superado la edad (aunque sí pudo pelear como profesional).En 1993, la Corte Federal permitía que en Washington, la joven de 16 años Dallas Malloy, pudiera pelear como amateur. En octubre se celebrará el combate contra Heather Poyner, ganando Dallas por decisión dividida. Dallas es una mujer polifacética, pues además ha sido pianista, escritora, actriz o campeona de fisioculturismo.

Este hecho llevó a la USA Boxing a empezar a regular el boxeo femenino para todo el país, reconociéndolo plenamente. 3 años después, debido al incremento del interés en su práctica, se celebró en Augusta un torneo de 4 días.

Malloy posando como boxeadora

Los años de avance

 El 16 de marzo de 1996, en el MGM Grand de Las Vegas, Don King había montado una de sus grandes veladas con 5 campeonatos del mundo, entre los que destacaba el asalto al campeonato mundial de los pesados de la WBC por parte de Mike Tyson, después de salir este de la cárcel y recuperar la actividad pugilística. Su rival era el inglés Frank Bruno, al que había ganado fácilmente en 5 rounds 7 años antes.

 Tyson vapuleó a su antojo a Bruno (que no volvería a pelear). En el undercard, junto a Hopkins, Keith Holmes, el gran “Finito” López o un sensacional Michael Carbajal vs Melchor Cob Castro, los espectadores del recinto y los que estaban en sus casas, se quedaron boquiabiertos ante una magnífica y despiadada pelea que robó la atención de la noche. Sus protagonistas, Christy Martin y Deirdre Gogarty. Martin, de impoluto rosa al iniciar el combate, captó la atención mediática al ganar el excitante combate, hasta el punto de que el mes siguiente llegaría a ser portada del Sports Illustrated.

Christy Martin, portada de Sports Illustrated
 En realidad, Martin había debutado en 1989 y había realizado ya 31 combates. Llevaba unos dos años apareciendo en las veladas organizadas por King en Las Vegas, desde que participó en los combates preliminares de la que estelarizaron “Macho” Camacho vs Trinidad y Chávez vs Randall I. La popularidad de Christy fue tanta que en los siguientes años seguiría entrando en grandes veladas, incluida la del Tyson vs Holyfield I a finales de ese mismo año y donde se lució con un KO en el 1º. Como anécdota, al año siguiente ganaría a una debutante Marcela Acuña (más tarde “La tigresa”), posteriormente campeona gallo y que por aquella época estaba en las 140 libras. Martin se retiró en 2012, con 44 años, 59 peleas computadas y el honor de ser una de las figuras clave de la historia para el boxeo de féminas.

 El otro gran hito de esta época es el comienzo de los campeonatos mundiales. En 1989, Barbara Battrick había fundado la Women’s International Boxing Federation (WIBF), primer organismo sancionador femenino. No fueron fáciles los comienzos, dada la situación precaria de la que se partía, pero hacia 1995 ya se pudieron ir sancionando de manera regular campeonatos mundiales en las diferentes categorías. Para darse a conocer y poner en marcha la idea, el 20 de Abril de 1995 en el The Aladdin de Las Vegas, se celebró una velada formada por 5 combates femeninos de los que 4 fueron por títulos inaugurales de ese organismo. Se cree que pudo ser la segunda de este tipo en la historia, pues en 1979 ya había existido otra cartelera exclusivamente femenina.

 Eran las primeras campeonas mundiales del “nuevo boxeo”: Yvonne Treviño (mosca), Delia “Chiquita” González (supermosca), la mexicana Laura “la Poeta del Ring” Serrano (ligero) y Mary Ann Almager (Superwélter).
Treviño vs Halmich

Como curiosidad, Treviño vencía a Regina Halmich, procedente de Alemania, quien conseguiría ese cinturón en su siguiente combate. La única derrota en la carrera de Halmich, una de las mejores boxeadoras de la (breve y accidentada) historia de este deporte. Sin embargo, a nivel mediático, aun produciéndose con anterioridad, no tuvo el impacto que la aparición de Martin.

 Antes de concluir el siglo, el boxeo femenino se fue generalizando. Tras los reconocimientos de Suecia y Estados Unidos en el mundo amateur, le llegaría el turno a Inglaterra, en 1997. También la AIBA (Amateur International Boxing Association) preparó una nueva reglamentación y posibilitó el nacimiento de las primeras competiciones, como la Copa de Europa (1999) y el primer campeonato del mundo (2001), celebrado en Scranton (Estados Unidos) y donde dominó el medallero la selección de Rusia.

Laila Alí y los inicios de la consolidación

 El boxeo femenino estaba asentándose progresivamente, pero necesitaba de un acontecimiento importante para acabar de consolidarse, de una figura clave que unir a Martin y a otras púgiles que buscaban hacerse un hueco. Y esto lo iba a conseguir con la irrupción en escena de Laila Alí. La hija de “el más grande” buscaba seguir los pasos de su padre, homenajearle y convertirse en la mejor boxeadora del orbe. Y, desde el principio, la expectación fue enorme.

 Laila, nacida en 1977 y fruto del tercer matrimonio de su padre (con Verónica Porsche), debutó en octubre de 1998 en el Estado de Nueva York (en Verona), derrotando en el primer round a April Fowler. Dotada de una potencia extraordinaria, incluso para el peso supermediano en el que se movía, Laila pronto encadenó otras 8 victorias, todas menos una antes del límite (incluida una pelea en China en una velada donde también estaba, por ejemplo, Golota). Entonces fue cuando se explotó el morbo y la historia y el boxeo femenino estuvo presente en los telediarios de todo el mundo.

El 8 de Junio de 2001, en el Turning Stone Resort & Casino, de Verona, peleaban boxeadores como Omar Sheika o Bronco McKart, pero los casi 6.500 espectadores que lo abarrotaban esperaban otro combate, aunque no hubiera título en juego y se realizara a 8 rounds de 2 minutos. Esa noche se enfrentaban Laila Alí y Jacqui Frazier-Lyde, la hija del no menos mítico Joe Frazier, 16 años mayor que su rival y que contó con el apoyo de su padre (el antiguo Cassius Clay tenía otros compromisos y no estuvo presente). La pelea, publicitada como Alí vs Frazier IV, mostró a dos boxeadoras lejos de poseer una técnica depurada pero con algo importante… genética. Ambas dieron un gran combate, duro, emocionante, que cayó por decisión mayoritaria del lado de Alí.

La denominada Alí vs Frazier IV

Convertida Alí en la gran referencia, pronto llegaron los títulos, primero el de la IBA y luego una unificación donde ganó a Valerie Mahfood, unificando con ello los de la WIBA e IWBF. Llegó a pelear con Christy Martin, por quien se hizo boxeadora, aunque Martin tuvo que subir muchísimas libras y fue presa fácil. Combatió en Alemania y, sobre todo, emuló en una noche emotiva a su padre y pisó el ring del mítico Madison Square Garden. Fue en noviembre de 2006, en el marco de una velada con Wladimir Klitschko peleando con Block y Kevin Kelley frente a “Mantecas” Medina. Precisamente durante el transcurso de este último combate enunciado, una de las puertas de entrada del Madison se abrió y apareció un carrito de golf. La gente se giró y comenzó a dar la espalda a los boxeadores que peleaban en el ring: los más de 14.000 espectadores que se encontraban en el recinto aplaudieron a Alí, que venía a ver a su hija. Ya con visibles rasgos de la enfermedad de Parkinson, se sentó junto a Dustin Hoffman para esperar el inicio del combate de Laila. Esta, que al saltar al ring le miró fijamente y le envió varios besos, vapuleó a Shelley Burton, que abandonó en el 4º round. Laia sólo hizo una pelea más, para retirarse con 30 años y un récord de 24-0-0, con 21 KO’s. Posiblemente, quedó cerca de conseguir similar importancia para el boxeo femenino que su padre para el masculino.

Laila Alí la noche del Madison

Los años de avance

Los años del “huracán Alí” fueron también años en los que habría otros grandes logros. Cada vez más países incluían peleas de mujeres en sus veladas (se calcula que en más de 130 naciones se han dado) y aparecían cada vez más en televisión. En el ámbito amateur, los campeonatos mundiales y otras competiciones también se consolidaron.

 Con el crecimiento, también aparecieron nuevos organismos que buscaron propagar el boxeo (y obtener algún beneficio de ello, todo sea dicho). Como se partía de cero, o casi, era el momento de hacerse un hueco, difícil en el masculino por la presencia de organismos históricos.

Logo de la WIBF, el primer organismo

Ya se ha comentado que la WIBF había nacido en 1989 y había comenzado a sancionar títulos desde 1995. En 1998, la IWBF (International Women’s Boxing Federation), que había nacido en 1992 en el Estado de Nueva York, también comenzaría a sancionarlos; tras unos años de esplendor y una crisis, quiso volver hace unos años pero no consiguió imponerse.

Mejor suerte corrió la IFBA (International Female Boxing Association), nacida en 1997 y que desde principios de siglo tiene sus propias campeonas, extendiéndose preferentemente por Corea o USA. En el año 2000, Ryan Wissow y el colombiano Luis-Bello Díaz, crean la WIBA (Women’s International Boxing Association), que se convertirá en uno de los organismos más reconocidos y valorados del boxeo femenino y que favorece la unificación de títulos entre sus campeonas. Quizá el espaldarazo definitivo se produjo cuando los grandes organismos que regían el boxeo (masculino, se entiende), comenzaron a sancionar y publicitar sus propios títulos. El WBC (Consejo) lo hizo ya desde 2005, la WBA desde 2006, en 2009 se sumó la WBO y la IBF un año más tarde. Además, casi todos los organismos mundiales, aunque menos conocidos y otros de carácter regional (como la EBU), también los han ido poniendo en marcha en la década pasada. Incluso los hay que, paradójicamente, han alcanzado más relevancia entre las mujeres que entre los hombres, como la IBA (International Boxing Association), que ha contado con campeonas como Alí o Holly Holm, o la Global Boxing Union (Melissa Hernández, Anita Christensen…). La situación es todavía más particular que en el boxeo masculino, donde las cuatro entidades más importantes están bien reconocidas y distanciadas en cuanto a relevancia del resto. Los diferentes organismos han tenido su importancia a la hora del reconocimiento de las boxeadoras y la progresión de esta disciplina, pero en la actualidad, y siguiendo al boxeo femenino, han sido los reconocidos como mundiales por el International Hall of Fame los que han acabado dominando el panorama (WBC, WBA, IBF y WBO).

Estrella retirada: Holly Holm
Cecilia Braehkus

Sucesión de figuras

 Poco a poco fueron surgiendo campeonas reconocidas y las primeras grandes rivalidades. A Christy Martin o Laila Alí se le irían uniendo estadounidenses como Wendy Rodríguez, Ann Saccurato, Vonda Ward, Mary Jo Sanders, Melissa del Valle, Melissa Fiorentino o Ann Wolfe.

Aunque puede ser el principal centro, Estados Unidos no fue la única fábrica de campeonas y lugar donde las veladas adquirieron importancia. Casos como los de la ya mencionada Regina Halmich (Alemania), Sharon Anyos (Australia), Jane Couch (Inglaterra, y que llevó a cabo la primera pelea legalmente sancionada de las Islas), la búlgara Daisy Lang, Marischa Sjauw y Esther Schouten (ambas holandesas), la coreana del Norte Myung Ok Ryu (de carrera fugaz, 6 peleas, pero en las que ganó a Ana Mª Torres y a “Barbie” Juárez), la invicta rusa Natascha Ragosina, la tampoco derrotada Bettina Csabi (Hungría) o la tristemente desaparecida en accidente de tráfico Jisselle Salandy (Trinidad y Tobago), que podría haberse convertido en una de las más grandes.

Otras figuras fueron Holly Holm (oficialmente retirada para dedicarse a otros deportes de contacto) y Ava Knight (USA), Susi Kentikian, Ina Menzer y la ascendente Christina Hammer (Alemania), las escandinavas Cecilia Braehkus (Noruega) y Frida Wallberg (Suecia), alguna otra europea como la francesa Mathis y la belga Persoon, las boricuas Melissa Hernández o las hermanas Serrano y alguna asiática como Ji-Hyun Park (Corea del Sur) o la japonesa Shindo Go.

En los últimos años también ha llegado una legión de boxeadoras de México y Argentina. Jackie Nava, Ana Mº Torres (retirada en la actualidad), “la Joya” Moreno, Jessica Chávez, Irma Sánchez, Mariana “la Barbie” Juárez son ejemplos de las primeras. De hecho, en 2011 Nava y la “Guerrera” Torres mantuvieron dos combates antológicos situados entre los mejores del año, sin distinción de sexo. Entre las argentinas, una de las federaciones con mayor número de licencias, destacan nombres como Yesica Boop, “La pantera” Farías, Fernanda “La Camionera” Alegre, Carolina Duer, “la Locomotora” Oliveras, “la Gata” Acosta o Yesica Marcos, por abreviar la lista.

Yésica Boop tras una defensa

Una nueva época

 La inclusión del boxeo femenino en los Juegos Olímpicos de Londres iba a ayudar todavía más al reconocimiento de este. El escaparate que resulta el magno acontecimiento deportivo permitiría que las principales figuras tuvieran un reconocimiento universal.

 Además, tras Río 2016 las mejores púgiles comenzaron a pasar al profesionalismo, como es el caso de Nicola Adams (2 oros en mosca), Katie Taylor (oro en 2012 en ligero y una de las grandes referencias del boxeo amateur femenino) y la increíble Claressa Shields (dos medallas de oro en peso medio… con sólo 21 años).

 Para ayudar en el aspecto publicitario también comenzaron a conseguirse récords de relevancia. Como el de la mencionada Cecilia Braekhus, considerada mejor boxeadora mundial actual y que desde Septiembre de 2014 tiene en propiedad los cinturones del peso wélter de los cuatro principales organismos, además de algún otro secundario.

 En Octubre de 2016 Braekhus protagonizaría una velada, ante unas 10.000 personas, en la sala The Spectrum de Oslo. Era la primera velada que se realizaba en Noruega desde 1980, año en el que el boxeo había sido prohibido. En Junio cumplía el sueño de combatir en casa (la de adopción, Bergen), en un recinto abierto que también se encontraba repleto.

 Otro gran hito lo consiguió, en Abril de 2017, Amanda “The Real Deal” Serrano, quien conseguía la corona del peso gallo y, con ello, se proclamaba campeona en una quinta categoría de peso. La primera mujer en conseguirlo.

Un mes antes Claressa Shields entraba en la historia, al convertirse en la primera mujer de la historia en protagonizar el main event de una velada emitida por la televisión por cable en Estados Unidos. Fue en el combate contra la húngara Szilvia Szabados, que ganó por TKO en el 4º, emitido por Showtime en su serie Shobox: the new generation

La fama y calidad de Shields la llevaran a disputar el título mundial (versiones IBF y WBC) en Agosto de este año 2017, frente a la experimentada alemana Nikki Adler.

 Sin duda, queda mucho por recorrer, pero se puede hablar del camino correcto para el definitivo reconocimiento. 

EL BOXEO FEMENINO ESPAÑOL

 Si en España el boxeo masculino ha pasado por multitud de problemas y se puede decir que ha sido “perseguido” en diferentes ámbitos, podemos imaginar la situación del femenino. Sin embargo, en el boxeo profesional algunas mujeres han desafiado absurdas normas y prejuicios sociales para subir al ring a pesar de los mil y un obstáculos.

María Jesús Rosa, campeona pionera

 Ya desde mediados de los 90’ del siglo pasado se dieron algunas (escasas) peleas. Por ejemplo, en febrero de 1995 y acompañando al campeonato de Europa wélter entre “el cazador” Navarro y Escriche (1ª defensa del primero), Soua Sánchez se imponía a la italiana Francesca Lupo en 6 rounds. Algún combate más se dará en los siguientes años, pero la primera gran figura de referencia será la madrileña María Jesús Rosa. La extraordinaria boxeadora española debutó en 1999 y, a pesar de las dificultades para encontrar rivales, fue ganando combates hasta que en 2002 se coronó campeona europea WIBF del peso mosca (diferente al título EBU que ya estaba vigente).

Mª Jesús Rosa ganando el título mundial

 Tras un par de defensas, Rosa tuvo la ocasión de disputar el mundial de esta organización en minimosca. El 6 de noviembre de 2003, en el Pabellón B de Alcobendas y en velada organizada por Tundra (con varios boxeadores españoles en acción y la eliminatoria WBO del semipesado entre Lakatos y Garay), la española derrotaba en 10 rounds a la estadounidense Terri Moss y se convertía en campeona del mundo. En aquel momento, y habiendo perdido ese mismo año Mata su título del peso mínimo, Rosa era junto a Javier Castillejo (que tenía el interino del WBC) la única campeona española.

 Tras un 2004 poco activo, la gran oportunidad se le presentaría un año después, cuando subió de peso para enfrentar a la legendaria Regina Halmich, la campeona mosca del mismo organismo. En aquella noche infausta de Karlsruhe, la española hizo un gran combate ante una rival que presentaba un récord de 47-1-1 (sólo había perdido con Treviño en su primer asalto al título). Pero era Alemania y los años fuertes de Universum (que popularizaron aquello de “En Alemania hay que noquear para conseguir un nulo”), por lo que las tarjetas no reflejaron lo sucedido sobre el ring y los jueces (¿?) anotaron una decisión dividida para Halmich. Rosa, desencantada no sólo por el resultado sino por todo lo que rodeaba a su sueño de seguir siendo boxeadora, se retiró tras la pelea, con sólo 31 años, mucho por hacer en el profesionalismo y un currículo de 19-1-0 y 4 KO’s.

La reina sin corona

 La aparición de Rosa permitió que, aunque fuera levemente, se hablara de boxeo femenino y algunas otras mujeres adquirieron licencias en los primeros años del siglo. Es el caso de Estíbaliz Cano, Silvia León (que llegó a pelear con la excepcional púgil polaca Agnieszka Rylik, “lady Tyson”) o Ágata Gracia, quien no pudo coronarse ni campeona europea ni mundial, cayendo derrotada en ambos casos ante la púgil belga Nathalie Toro. Pero la otra gran figura de nuestro boxeo, que comenzó a dar sus primeros pasos en estos años y cuya carrera se extendería hasta 2015, fue la excepcional Loli Muñoz.

Loli Muñoz en el primer y escandaloso combate frente a Namús

 “Sugar” Muñoz debutaba en 2001 (peleando dos veces con Ágata Gracia) y tras un parón profesional, volvería en 2005 para asentarse como una boxeadora de nivel aunque repudiada por los jueces. Loli ha enfrentado a grandes figuras del boxeo mundial, con diferentes títulos en juego, entre ligero y wélter, en cualquier parte del mundo y en la mayoría de las ocasiones los jueces (¿?) puntuaron sin hacer caso de lo que sucedió sobre el ring. Aunque todos recuerdan los vergonzosos hechos que sucedieron en Montevideo en marzo de 2011 en su enfrentamiento con Chris Namús, “El Bombón Asesino”, ni mucho menos ha sido la única polémica en la que se ha visto envuelta.

 El segundo enfrentamiento con la uruguaya tres meses más tarde o las diferentes visitas a Alemania (Ramona Kuehne, El Halabi, Jessica Balogun) son muestra de ello y también de la calidad de las rivales, entre las que también se encuentran Layla McCarter, Nathalie Toro o Delfine Persoon.

Soraya Sánchez exhibiendo el cinturón de campeona de Europa

Años de esperanza

 La tercera gran boxeadora española fue la madrileña Soraya Sánchez, víctima de la falta de apoyos del boxeo en general y del femenino en particular, que tuvo una carrera inmaculada y que subió al ring de manera profesional tan solo entre 2007 y 2010. Soraya se proclamó campeona de Europa (EBU) del peso gallo en junio de este último año, en una velada acaecida en Algete y estelarizada por ella, al derrotar a la poseedora del título Nadege Szikora. No llegó a defender el título y sólo hizo unos meses después otro combate y se retiró. Su récord 9-0-0 con 3 KO’s.

 La retirada de Soraya Sánchez parecía crear un vacío insustituible en el marco de un boxeo español que no parecía pasar por una buena época, a pesar de algún éxito puntual.

 Sin embargo, la salida (lenta) de la crisis económica que había envuelto al país y el desarrollo lento, pero firme (a pesar de algunos problemas estructurales), de este deporte, volvería a abrir un hueco a las mujeres.

Soraya Sánchez exhibiendo el cinturón de campeona de Europa

 A fines de 2015, Marta Brañas derrotaba a Maribel de Sousa en el primer combate por un título nacional, el mosca, de la Historia de España. La gallega se convertía así en la primera campeona de España.

 La manresana Melania Sorroche caía derrotada en La Guaira (Venezuela), por el título WBA gallo ante la púgil local Mayerlin Rivas, en un combate en la que quizá mereció más.

 Y ya en 2017 llegaría el segundo europeo de nuestra historia, cuando en Mayo la madrileña Joana Pastrana conquistaba el cetro continental del peso mínimo en Madrid, derrotando a la dura francesa Sandy Coget.

Junto a ellas, poco a poco se han ido incorporando boxeadoras al mundo profesional, algunas de las cuáles apuntarán a diferentes títulos en un breve período de tiempo. Nombres como los de la canaria Davinia Pérez, Eva Naranjo, Violeta González o una de las antiguas estrellas de nuestro amateurismo, la gran Miriam Gutiérrez, hacen pensar que el boxeo femenino español puede alcanzar un lugar de relevancia en el concierto internacional.